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Transforma tu relación con la comida

Tal vez, y paradójicamente, algunos de los ámbitos donde más podemos aprender son aquéllos donde accionamos diariamente. Respirar, caminar, comer, hablar, escuchar, coordinar acciones con otros.

Son competencias básicas para vivir, que hemos aprendido en nuestra infancia y… ¿Cuánto tiempo hace que no las revisamos?
Probablemente creemos que porque lo hacemos cotidianamente, sabemos hacerlo. Pero, por ejemplo, ¿Cómo está tu postura corporal en este momento? ¿Cómo estás respirando? ¿Es esta la postura de tu «siendo» delgado»?

Pasando a otro ámbito.  ¿Cómo son tus conversaciones personales contigo mismo? ¿Cómo son las conversaciones con la gente que te rodea? ¿Estas conversaciones las creas desde tu «siendo delgado»?

El cambio de la relación con la comida es un proceso gradual y único para cada persona. La vida es un proceso, asi es importante ser paciente y compasivo con uno mismo durante este proceso, de transformar tu siendo actual en un siendo «delgado». Entonces «imagina» por un momento que ya estás» siendo delgado»  y me pregunto ¿Qué estarías pensando acerca de la comida?

«Actua como si» . Imagina como te sentirás, qué pensarías, y cómo actuarías si actualmente, ahora, ya estuvieras en tu peso ideal. A lo largo del día «finge que tienes ese peso». Si lo haces lo más probable es que camines más erguido, te sientas bien y proyectes una mayor confianza en ti misma, en ti mismo. Si lo haces continuamente, «como si estuvieras más delgada», al final ocurrirá que ya no es necesario fingir, y sentirás un mayor bienestar.

La relación con la comida es una parte fundamental de nuestras vidas. Sin embargo, para muchos, esta relación puede ser complicada, marcada por emociones negativas, restricciones extremas o patrones poco saludables. Cambiar esta relación puede ser un proceso desafiante pero gratificante que puede mejorar significativamente nuestra salud física y emocional.

En primer lugar, es importante desarrollar una conciencia plena en torno a la comida. Esto implica prestar atención plena a lo que comemos, cómo lo comemos y por qué lo comemos. Practicar la atención plena nos ayuda a conectarnos con nuestras señales internas de hambre y saciedad, permitiéndonos comer de manera intuitiva y satisfactoria.

Además, es crucial desafiar las creencias y actitudes negativas sobre la comida y el cuerpo. En lugar de ver la comida como «buena» o «mala», podemos adoptar una perspectiva más equilibrada y compasiva. Esto implica disfrutar de una variedad de alimentos nutritivos sin sentir culpa o vergüenza, y reconocer que el valor de una persona no está determinado por su apariencia física.

Otro aspecto importante es aprender a manejar las emociones sin recurrir a la comida como consuelo. En lugar de usar la comida como una forma de escapar del estrés o la tristeza, podemos desarrollar habilidades de afrontamiento más saludables, como la meditación, el ejercicio o hablar con un amigo de confianza.

Además, es útil rodearse de un entorno que fomente hábitos alimenticios saludables. Esto puede implicar tener alimentos nutritivos fácilmente disponibles en casa, buscar el apoyo de amigos y familiares que respalden nuestros objetivos de salud, y evitar entornos o situaciones que desencadenen comportamientos alimenticios no deseados.